sábado, 24 de julio de 2010

...

Con un adiós la dejó, en búsqueda de su destino que ya no era con ella. Y se preguntó
¿Puede que mi destino haya cambiado?
Ni en cien años.

Pero regresó, después de gran tiempo y por ella. Y le preguntó

¿Puede que tu destino haya cambiado y el mío no?
Sí, en seis meses.


Había conseguido a otro, que al amarla no la dejó. Ni se preguntó.

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