Renací en el momento en que tus dedos hicieron contacto con los míos mientras me distraías con una comedia romántica que ya habíamos visto juntos. Renací cuando de pronto me robaste un beso mientras me distraías con tu respiración tan cerca de mi rostro que ya te veía venir. Renací cuando empecé a escribir oraciones difíciles de analizar sintácticamente para una aprendiz como yo. Renací entre tus brazos aquella tarde que tú nunca tuviste la intención y yo nunca lo iba a permitir, que aunque lo niegues, dependía de mí. Renací en cada película, cada abrazo que me diste mientras me repetías cuánto me querías. Renací envuelta a tu piel siempre más caliente que la mía, mientras me distraías con poesías sin rima y melodías sin ritmo que decían lo que tus ojos ya me habían dicho aquella tarde. Renací en febrero y también un 17 de marzo, renací en abril y en mayo. Renací a tu lado.
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