lunes, 16 de agosto de 2010

Otro día se viste de gris

El día se vistió de gris. Y tus labios ya no hablan de mí. No cantan las melodías que antes solían repetir, dibujando pequeños ollos en tu mejilla. La soledad de tus almohadas por la madrugada anuncia que te hago falta. Y mientras suenan las campanas y una novia camina hacia al altar, sabemos que podríamos estar conversando como solíamos. Como solíamos cantar en dúo y a capela. El día se vistió de gris y es invierno en la ciudad en la que vivo, y por mi ventana veo cómo oscurece y yo sentada, sin hacer nada. Y así he de recordarte, mientras los días sigan grises y tú me hagas falta.

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