Él la quería como solo ella lo merecía. Ella lo quería como a ningún otro. No hubieran dejado atrás sus años juntos ni por un beso más. Ella, brillante como un rayo de sol en Enero. Él, frío como Agosto. Lo derretía con sus labios. La cogía de la cintura. Dos perfumes y un solo olor. Ojos cerrados. Ella moría de vergüenza. Él pensaba en besarla. No se miraban, no hablaban. Se decían todo, se veían tal como eran. Sin máscaras, sin pretensiones. Ella ya lo había visto llorar. Él fue la causa de muchas de sus lágrimas.
Quinientas lunas pasaron. Y con esas, quinientos besos, quinientos silencios. Ella aún brilla. Él, frío como Agosto. Algo cambió. Ella muere por otro. Él ya no piensa en besarla. Dos perfumes y dos olores.
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