domingo, 14 de marzo de 2010

Trivialidades

Mis manos sudan y me quito los aretes, siempre me han parecido incómodos, más aun si estoy recostada. Mis manos no sudan siempre pero lo hacen ahora y no sé por qué, tal vez eres tú. Odio el sudor de mi mano tanto cuanto odio que te sientes sobre mis aretes y los rompas, esos eran mis favoritos, rojos y redondos. Nada que una buena música de fondo no pueda solucionar, no la conozco pero al día siguiente ya está en mi lista de reproducción. Traigo la almohada y una misma posición no es cómoda por más de diez minutos, rotamos y volvemos a rotar, primero tú luego yo. Los demás problemas desaparecen por un par de horas, me lo creo mientras dura, el inminente regreso a casa y nada ha cambiado. Así se repite la rutina, noche tras noche y me pregunto si algún día me cansaré, si te aburrirás, si nos ganará la costumbre, si será así por siempre, si debo dejar de hacerme preguntas. Por mientras, prefiero las noches contigo.

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