miércoles, 31 de marzo de 2010

algo

Sentada esperó que le escribiera algo, lo que sea, cualquier cosa, pequeña o grande, un párrafo al menos, un poema, -por más malo que sea- una canción, -aunque poco pegajosa- un verso sin sentido, una frase en su obra literaria, una letra en su nombre, un título del cuento, un cuento sin título, cualquier cosa, larga o corta, algo.

martes, 30 de marzo de 2010

mi Salvación

Le di la bienvenida a mi Jerusalén
Lo recibí entre cantos y palmas
Le di la mano y toqué Su Manto
Caminé con Él, iba a Su lado
Lo escuchaba, le preguntaba qué hacer y le pedía consejos
Pero cuando el mundo giró en Su contra, yo también lo hice
Y callé, fui del montón, fui espectadora
Espectadora del pecado, de la injusticia, de Su sufrimiento.
Recordé los días de alegría a Su lado, cuando no había tentaciones
Y no caía ante vicisitudes, Él me sostenía, Él me cargaba
Ahora, Él estaba en el piso y yo lo miraba
Lo miraba con vergüenza y sin hacer nada
Y caminé con la multitud, Lo seguí en Su Pasión
Le escupí en la cara más de una vez y sin vergüenza
Y pude ver a Su Madre y ¡qué mujer!
No me escupió, no me insultó, no me despreció por lo que le hacía a su Hijo
Su mirada era de amor, amor entre el odio de la humanidad
Odio que crucificaba a su Hijo, mi odio.
Llegué al monte y supe que pronto ocurriría,
Jesús de Nazaret, el Hijo del Padre, iba a ser crucificado
Y callé, fui del montón, fui espectadora
Espectadora del pecado, de la injusticia, de Su sufrimiento.
Cubrí mis ojos y escuche cómo nos entregaba a Su Madre
Y qué vergüenza de recibir regalo tan inmerecido.
Mis ojos cubiertos y escuche Su último grito, su entrega por mí
Y es que su sed no era de agua, era de almas
Y me convertí, creí en El, mi Redentor
Redentor que volvió después de tres días
Sí, Resucitó por mí
Por mí y por ti
Y así lo hace cada año
Y así lo niego con mi pecado
Y qué vergüenza.
Don inmerecido,
Su Muerte y Resurrección,
Mi Redención.

lunes, 29 de marzo de 2010

Un suspiro por ti

un sonido
una imagen
un olor
una pasión
un color
una visión
un todo
una escalera
un vacío
una carrera
un perfume
una cita
un asiento
una bebida
un sueño
una cena
un corazón
una mano
un sentimiento
una mirada
un silencio
una noche
un hombre y
una mujer
un beso y
una sensación
amor.

jueves, 25 de marzo de 2010

Su beso

Cuando por fin abrió los ojos percibió que el mundo seguía igual, que nada había cambiado, que el mal aun era el opuesto del bien, que el cielo de noche era negro y estrellado, que los carros necesitan de gasolina para transportarse, que en verano hace calor incluso con la ventana abierta, que los aretes incomodan y el maquillaje casi nunca dura toda una noche, que el alcohol sigue siendo igual de rico y el tabaco igual de pestilente, que la luna brilla gracias al sol y el mar los refleja en su pecho, que el verde es su color favorito y el rojo representa el amor en todas partes, que la vida no es simple y los amigos no son perfectos, que la muerte existe y es para siempre. Y es que aquel beso eterno había durado solo un minuto.

***

Lo miraba atenta y sin esperar que dijera algo. Lo miraba casi a oscuras y sin querer ver más. Lo miraba y sabia que él hacía lo mismo, sus ojos negros que no sabían mentir le decían que la amaba. Lo miraba mientras pedía a Dios que el tiempo se detuviera y así mirarlo por siempre. Bastaba con mirarlo para que acabasen los problemas, guerras y mentiras. Por eso lo miraba, porque quería un mundo mejor, porque no existe mundo sin él, porque basta con mirarlo.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Nuestro mar

Capturas mis mejores ángulos, me vistes de azul y me llevas al mar.

Capturo tus mejores besos, te visto de rojo y te llevo mar.

Nos capturamos, nos vestimos y nos queremos.

Cada día más.

viernes, 19 de marzo de 2010

El de siempre, su milagro

Fue hace un año y lo recuerda como ayer. Recuerda la llamada que la despertó, la voz que le habló y la que le dio la peor noticia de su vida. Recuerda lo primero que hizo, la negación inicial, la amiga que la escuchó y la otra, que dormía a su lado. Recuerda todo lo que hizo ese día y los días siguientes, todas las lágrimas que derramó, los planes que canceló, las noches que no durmió. Recuerda la impotencia de no haber estado a su lado, de los kilómetros de distancia que los separaban, de la poca información que recibía. Recuerda todo lo que pensó y cuánto sufrió. Recuerda nunca haber confiado en Dios tanto como en aquellos días, las oraciones, peticiones, Misas, ofrecimientos. Recuerda haber imaginado su vida sin él y lo difícil que esta sería, el miedo que sintió frente a la posibilidad de perderlo, el vacío, las ganas de nada. Recuerda cuando abrió los ojos por primera vez, cuando habló, la primera conversación que tuvieron y las lágrimas emotivas que mojaron sus labios, cuando lo vio por la cámara, su voz tan cambiada, su sonrisa, bella y sincera, suya. Recuerda los meses más difíciles de su vida, sin verlo, sabiendo que todo había cambiado, todo menos lo más importante. Recuerda cuando lo vio, las horas de espera valieron la pena, y es que no se comparaban con los meses de angustia que ya había vivido, el abrazo, el beso, el tenerlo a su costado. Ahora todos los días recuerda cuánto lo ama, cuánto lo valora, cuánto lo respeta, y así lo quiere, como hace un año, como ayer, como hoy y siempre. Así se ven y disfrutan el tiempo juntos, porque saben que es limitado, que la vida no está comprada, que no vale la pena perder a alguien para darse cuenta del amor que se tiene. Fue hace tres años, fue hace un año, fue ayer, es todos los días y lo recuerda. Recuerda todo lo que pasó, desde el principio de su amistad hasta el instante que el tiempo le acaba de robar, y se le ensancha el corazón y se le va la voz, no imagina sus días, su vida sin él. Él, el que la entiende, el que la respeta, el que la quiere, el que la ayuda, el de siempre. Él, su cómplice, su compañero, su protector, su mejor amigo, su milagro.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Él y ella

Él la quería como solo ella lo merecía. Ella lo quería como a ningún otro. No hubieran dejado atrás sus años juntos ni por un beso más. Ella, brillante como un rayo de sol en Enero. Él, frío como Agosto. Lo derretía con sus labios. La cogía de la cintura. Dos perfumes y un solo olor. Ojos cerrados. Ella moría de vergüenza. Él pensaba en besarla. No se miraban, no hablaban. Se decían todo, se veían tal como eran. Sin máscaras, sin pretensiones. Ella ya lo había visto llorar. Él fue la causa de muchas de sus lágrimas.

Quinientas lunas pasaron. Y con esas, quinientos besos, quinientos silencios. Ella aún brilla. Él, frío como Agosto. Algo cambió. Ella muere por otro. Él ya no piensa en besarla. Dos perfumes y dos olores.

domingo, 14 de marzo de 2010

Trivialidades

Mis manos sudan y me quito los aretes, siempre me han parecido incómodos, más aun si estoy recostada. Mis manos no sudan siempre pero lo hacen ahora y no sé por qué, tal vez eres tú. Odio el sudor de mi mano tanto cuanto odio que te sientes sobre mis aretes y los rompas, esos eran mis favoritos, rojos y redondos. Nada que una buena música de fondo no pueda solucionar, no la conozco pero al día siguiente ya está en mi lista de reproducción. Traigo la almohada y una misma posición no es cómoda por más de diez minutos, rotamos y volvemos a rotar, primero tú luego yo. Los demás problemas desaparecen por un par de horas, me lo creo mientras dura, el inminente regreso a casa y nada ha cambiado. Así se repite la rutina, noche tras noche y me pregunto si algún día me cansaré, si te aburrirás, si nos ganará la costumbre, si será así por siempre, si debo dejar de hacerme preguntas. Por mientras, prefiero las noches contigo.

sábado, 13 de marzo de 2010

Las segundas

Intenciones que viven y quitan vida,
Intenciones secretas que no guardan secretos,
Intenciones segundas de terceros,
Intenciones mías y tuyas,
Intenciones tuyas contra las mías,
Intenciones buenas que mienten,
Intenciones sinceras que maldicen,
Intenciones que hablan y no escuchan,
Intenciones ciegas que sienten,
Intenciones que no se cuentan ni se guardan,
Segundas intenciones.

Una noche contigo

Una noche contigo es un día más para la luna, luna que siente lo que sentimos y vive lo que vivimos, luna que nos ve, luna cómplice, luna amiga. Una noche contigo es un día más para las estrellas, estrellas que escuchan lo que escuchamos y viven lo que vivimos, estrellas que nos miran, estrellas consejeras, estrellas compañeras. Una noche contigo es un día más para la luna y las estrellas, es una noche más contigo, es la luna y las estrellas.

martes, 9 de marzo de 2010

mírame, convérsame y escríbeme

Mírame como si fuera la única, abrázame como si fuera la última vez, cógeme de la mano y hazme sentir protegida, no me dejes nunca. No me mientas ni me ilusiones, no te dejes llevar por el momento, no me reemplaces. Convérsame como si nunca lo hiciéramos o quédate callado si así lo quieres pero no apartes tus ojos de los míos, una vez más. Temblé ayer y aún tiemblo si te veo. Tiemblo yo, tiembla mi corazón. Escríbeme verdades, no intentes engañarme, nuestra historia es tuya y mía. Pero mi presente no es nuestro y tu futuro no es mío. Y si no puedes amarme como yo lo hago, déjame ir.

domingo, 7 de marzo de 2010

Relato Ficticio II

Ella aprendió a perdonar y lo olvidó, olvidó todo y más. Mentiras, traiciones y puñaladas: qué son al lado del amor, amor verdadero. Nada, no son nada.

No puedo perdonar por más que quiera.

Dale otra oportunidad, todos nos equivocamos.

Y qué trilladas le sonaron aquellas palabras, ella sabe que todos nos equivocamos pero esta vez ella no había tenido la culpa de nada. Perdonar es más difícil si crees que eres inocente, pensó. Cuántas veces me he equivocado, a cuántas personas he herido, cuántos me han perdonado… decenas de preguntas invadieron su cabeza. Entonces, fue y pidió perdón a quien más había hecho daño.

Estoy arrepentida, ¿me perdonas?

Te perdono y lo olvido, olvido todo y más

No lo podía creer, había sido perdonada por quien más había lastimado. Más preguntas invadieron su cabeza, esta vez, con grandes convicciones por seguir aquel ejemplo, maravilloso ejemplo. Así, tomó una decisión.

Y ese día, perdonó, perdonó y lo olvidó, olvidó todo y más. Mentiras, traiciones y puñaladas: qué son al lado del amor, amor verdadero. Nada, no son nada.

sábado, 6 de marzo de 2010

Relato Ficticio (cortito)

Me corto las uñas, las limpio y las pinto. Me baño, me lavo el pelo y cada milímetro de piel en mi cuerpo. Me cepillo los dientes, me seco el cuerpo, me pongo algo encima y bajo. Caliento la cera, subo y me seco el pelo, bajo y jamás me acostumbraré a ese dolor. Subo y me cambio, me perfumo, me maquillo. Y ya va una hora. Me echo en mi cama, espero tu llamada, prendo la computadora y aparece tu nombre en la esquina inferior derecha.

Hola, qué tal?

Hola, estoy resentida.

Soy un idiota.

Sí, lo eres.

Apago la computadora, me echo en mi cama, el maquillaje se va al cacho, algo vibra y es mi celular, me pregunto quién es y eres tú. Y cómo quisiera no contestarte, odiarte por siempre, no volver a pasar por ese ritual de una hora por ti, pero no puedo. Contesto.

Hola

Hola, me quieres?

Sí. Tú?

Claro pues!

Pasan diez minutos y ahí estoy, ahí estamos. Y no, no me arrepiento de la hora anterior, de haberte contestado, de haberlo olvidado. Vale la pena, contigo, claro que la vale.

Lo harás de nuevo?

Te prometo que nunca más.

Y te creo, cómo no hacerlo si nunca me has mentido. Te creo y lo olvido. Cuántas cosas no olvidaría por ti. Por ti y pocos más, aquellos que me han tocado como tú. Los de verdad.

Y solo me prometes una, pero me das dos. Ahí estamos. Y el tiempo nos roba, de nuevo.

viernes, 5 de marzo de 2010

Para ti que me conoces

Hablar contigo es recordar cuánto te quiero y cómo no quererte si en ti confío y cómo no confiar si en mí te veo.

jueves, 4 de marzo de 2010

¿En qué momento me jodí yo?

Aún no recuerda en qué momento todo se jodió. Recuerda que todo empezó con el verano, que el arcoíris no salió y discutió con una amiga, que las malas palabras fueron el primer síntoma y que luego todo parecía normal. Recuerda cómo todo fue evolucionando, las primeras salidas al cine, la amiga que no estaba, la presencia más recurrente de otras, aquel reencuentro y aquella noche en Miraflores. Recuerda que todo empeoró cuando algo salió volando al asiento de atrás, la luz azul intermitente, dos en menos de 24 horas, dos veces, aquel día playero y aquella noche en el parque. Recuerda todo y no recuerda el porqué. Recuerda su reforma y cómo esta no funcionó, que bastó abrir la boca para que salgan aquellas palabras, que bastó salir para que algo vuelva a volar hasta el asiento de atrás. No recuerda su principio y fundamento, aquellas promesas que hizo ni cómo era su vida antes. Y ahora, ahora qué hago, se pregunta día y noche mientras recuerda, recuerda cómo todo se jodió.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Ya no escribo de amor

Ya no escribo de amor porque ya no creo en él.
Porque ese murió contigo, con la carta que nunca llegó
Porque ya no sufro, porque lo olvidé rápido
Porque un clavo saca otro clavo
Porque puede ser no correspondido
Y se pierde con la costumbre

Ya no escribo de amor porque ya no lo siento
Porque murió contigo, dentro de mi pecho
Porque ya no recuerdo cómo se siente sufrir por él
Porque un clavo saca a otro
Y se perdió fuera de mí

Ya no escribo de amor porque amor no siento, porque en él no creo

lunes, 1 de marzo de 2010

Supongo que lo que quiero decir es: Adiós

Esta noche, que hable el corazón. Mi corazón roto en mil pedazos, destruido por la confianza que te tuve, reflejado en aquel muro que nunca terminó de reconstruirse. Y no puedo evitar odiarte, odiarte porque te amo tanto como para arriesgarme, una y otra vez, a ser una estúpida. Estúpida, ilusa, doblemente estúpida y doblemente ilusa por caer en lo mismo. Y que los mentirosos se coman sus palabras, que se pudran con ellas adentro antes de esparcir su putrefacción por el mundo, mundo que no necesita más como ellos. Y que los crédulos sean más suspicaces, no todos piensan lo que dicen, menos dicen lo que piensan y pocos hacen los que dicen. Pensar, decir, hacer, cosas muy diferentes en la vida real, y qué pena, pena porque aun existen crédulos para mentirosos. Pero aquí sigo yo, andando entre crédulos y mentirosos, más incrédula que nunca.